Las vacaciones, ese genial periodo de tiempo (que coincide normalmente en agosto) donde gran parte de la población activa se puede tomar un descanso de sus ocupaciones diarias, llamémoslas trabajo. Vaya, una época genial para que ese sector de la población al que no le gusta pasar sus días libres tostándose a fuego lento sobre la arena de la playa llene las salas de cine.
Os preguntareis a qué viene tanto rollo. Pues bien, el otro día iba con unos amigos al cine. Hasta este punto todo parece correcto, pero al llegar y ver la cartelera empecé a dudar de si estaba realmente en el cine o había caído en un cruel universo paralelo. Aunque sinceramente no puedo decir que me sorprendiera lo que vi. Sala 1 “Exorcismo en Connecticut”, Sala 2 “G.I. Joe”, Sala 3 “Up”, Sala 4 “Asalto a Pelham 123”, Sala 5 “Mi vida en Ruinas”… No me lo podía creer, tantas salas y ni una peli buena. La elección parecía clara, a la espera de que se estrenara próximamente “Enemigos públicos”, “Up” parecía la mejor opción, pero aunque incluso había unanimidad entre mis acompañantes, me negué rotundamente a ver la última genialidad de Pixar. ¿Por qué? Pues por el simple motivo de que en ese cine no disponían de la versión 3D. Si es que una obra del calibre de “Up”, que incluso enamoro a todo el festival de Cannes, no se puede ver de cualquier forma. En fin, que termine yéndome a casa sin ver ninguna película. Eso sí, con una maqueta de un Caza TIE Interceptor bajo el brazo.
Si es que visto lo visto, no me sorprende que cada vez la gente vaya menos al cine. Algunos dirán que esto es culpa de la crisis pero yo me atrevo a decir que es más bien culpa de la crisis cinematográfica, de la cual parece que no hay forma de salir. Suerte que la gente está de vacaciones y cuando va al cine se traga cualquier cosa, ¿no señores distribuidores?
JACJ
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